Victoria de las Tunas, agosto 28 de 1959
Srta. Lucía González
Playa de Baracoa
Lucía:
Te saludo cristiana y amorosamente deseando que estés bien en todo y gozosa en la obra del Señor. Yo gracias a Dios ya estoy bien y contento con la obra pequeña que Dios nos permite realizar.
Te diré que recibí tu cartita, que esperaba leer con grandes deseos, pues como las cartas se demoran tanto, cuando llegan uno está ya ansioso por leerlas. Imagínate que después que Ángel se demoró en Camagüey, cuando llegó a Holguín nosotros estábamos en los pueblos del norte de esta provincia.
Antes de leer la carta pasé un sustico, porque Ángel me dijo que ustedes iban para México, pero más tarde me enteré que no es un viaje inmediato.
Óyeme Lucía, cuando encontré el premio en la carta a la vez me dio pena y alegría. Pena porque hubiera querido ser yo el ofrendante, y satisfacción al ver como te preocupas por mí aun cuando tú misma no tienes abundancia monetaria. Eso demuestra que por arriba de carencia material está la abundancia de amor. ¡Si supieras en el momento tan oportuno que llegó a mis manos!
En cuanto a nuestro viaje de regreso puedo decirte que estamos celebrando la última campaña de Oriente. El domingo o lunes partimos para Camagüey, y según Pedro, pasaremos la reunión de ungidos en Florida.
Ora porque podamos vernos y hablar, porque sería un gran chasco que nos cruzáramos en el camino y nos viéramos por un momento donde no podamos hablar. Temo que resulte de verdad lo que he soñado como dos veces, que nos vemos pero no podemos hablar.
De las piernas ya estoy bien, gracias a Dios, y aunque no he engruesado de nuevo, no he seguido adelgazando tampoco.
Me alegro mucho que tú puedas ir a México. Yo quisiera ir también, pero me conformo con ver aquellos lugares a través de tus cartas. Espero que cuando tú vayas la segunda vez, yo vaya en mi primer viaje.
Te escribo a La Playa porque me dices que dirija la carta allá, pero no tengo muchas esperanzas de que llegue a tiempo de que la recibas.
Dile a Luis que cuando venga para acá entre a todas las iglesias, para que si nosotros también estamos de viaje nos podamos encontrar.
De mi familia hace varios días que no sé. Estoy esperando carta de ellos aquí.
Cuando yo le escribí a tu papá, le dije que me contestara a Guantánamo, pero si me escribió lo hizo después que yo me fui de allá. Cuéntame qué es lo que piensan ellos de mí, y qué es lo que te mandan a decir en las cartas respecto a nuestro compromiso. Dale recuerdos a todos ellos, y a María tu hermana cuando le escribas. Quiero, si es posible, entrar a Charco Largo ahora cuando regrese, pero me parece difícil.
Yo siempre tengo mala letra, pero la de hoy es peor que otras veces, porque la pluma no está buena, estoy en el patio sobre una maleta, y apurado porque es viernes de tarde y me cierran el correo.
Recuerda que aunque estamos lejos y hayan dificultades para que nos veamos a menudo, te quiero y espero quererte más aún, sobre todo cuando el Señor nos una en el santo matrimonio.
Dale recuerdos a todos los campañistas, en particular a Orestes.
En la próxima oportunidad te diré más cosas, si Dios lo permite, pero ahora me despido repitiéndote que te amo.
Tu novio,
Ventura Luis
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